MARI PAZ DÍAZ
Huelva, 1 de Abril, 2020
El grupo de Investigación Control y Robótica (TEP 192) de la Universidad de Huelva (UHU), dirigidos por el catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática, José Manuel Andújar, están construyendo de forma altruista pantallas protectoras contra el coronavirus (COVID-19), que están donando a los sanitarios onubenses de diferentes centros de salud de Huelva.
Por el momento, se ha hecho entrega de más de 300 equipos completos a los colectivos que así lo habían solicitado, como han sido las UCIs de los hospitales Juan Ramón Jiménez e Infanta Elena y los Servicios de Urgencias Pediátricas, de Pediatría y de Limpieza del Juan Ramón, sin olvidar el 061 y la Unidad de Médicos de Familia de Isla Cristina, entre otros. Si bien, la idea de estos investigadores de la Onubense es continuar trabajando para suministrar las protecciones a todos los colectivos sociales que lo demanden.
Estas herramientas de protección están realizadas con impresoras 3D y consisten en pantallas que cubren toda la cara, alojadas con unos soportes en la cabeza, lo que permite cubrir una amplia porción del rostro de los profesionales sanitarios, lo que evita que se le empañen las gafas, como puede suceder con las mascarillas, evitando molestias a la hora de ejercer su trabajo.
En cualquier caso, José Manuel Andújar aclara que, en general, “las impresoras 3D no están pensadas ni diseñadas todavía para producir en serie, sino para generar prototipos que luego puedan ser industrializados. De hecho, se tarda unas dos horas en montar cada operativo, por lo que se hacen una media de 12 equipos por cada impresora y día. Eso sí, las impresoras están funcionando las 24 horas. Entendemos que si, como parece, empresas de Huelva que trabajan la inyección en plástico se han puesto manos a la obra para fabricar equipos de protección, esa es la mejor solución para tener de forma rápida una gran cantidad de equipos a disposición de los profesionales que los necesitan. Las máquinas de inyección en plástico pueden hacer una enorme cantidad de equipos diarios con tanta o más calidad que las impresoras 3D”.
Tal y como explica este catedrático de la UHU, esta iniciativa solidaria surgió de forma espontánea hace un mes, cuando, a raíz de que se agudizara la crisis del coronavirus, “comenzamos a tener peticiones expresas de ayuda de diferentes colectivos que necesitaban equipos de protección individual (Epis). No fue una solicitud de ayuda coordinada, sino demandas individuales a través de los miembros del grupo de Investigación (TEP192 Control y Robótica) y de las propias redes sociales”.
A raíz de estas solicitudes, “montamos un operativo de trabajo en el grupo de investigación para que cada miembro trabajara desde su casa con su propia impresora 3D para evitar posibles contagios y cumplir de este modo con las normas de confinamiento decretadas por el Gobierno”, concreta Andújar.
El trabajo ha sido diseñado teniendo en cuenta cuestiones como la optimización y puesta en servicio de las impresoras, desde las boquillas y el plástico más idóneo, hasta los archivos adecuados para obtener los mejores resultados, lo cual ha permitido que los investigadores hayan tenido operativas las impresoras en un breve espacio de tiempo, trabajando con los mismos elementos y parámetros, es decir, con condiciones técnicas similares.
Luego, a cada miembro del grupo de investigación se le ha hecho llegar el material necesario para la fabricación de las pantallas desde su casa. Por último, la gestión de las entregas ha estado coordinada desde el grupo de investigación, haciéndolo de forma dinámica y rápida, tanto que los equipos han podido llegar a su lugar de destino en un breve espacio de tiempo, es decir, no excediendo más de un día, y entregándose las pantallas a los demandantes directamente.
Una propuesta que ha sido muy bien acogida por los profesionales sanitarios beneficiarios que, incluso, recibían la entrega de las pantallas con aplausos. Es más, a modo de anécdota, José Manuel Andújar recuerda cómo, “dada la calidad de los equipos que se están haciendo, alguna empresa privada del ámbito de la salud ya ha contactado con nosotros para que le pudiéramos vender los equipos que fabricamos. No obstante, nuestra labor es totalmente altruista, nunca un negocio, de modo que los suministramos a quién lo necesita sin hacer preguntas”.
A modo de conclusión, para José Manuel Andújar, iniciativas como estas ponen de manifiesto que, “en el mundo que vivimos, la sociedad civil bien organizada puede ayudar, y mucho, a paliar catástrofes. Pienso que cuando todo esto pase, -que pasará, porque por mucho que llueva siempre escampa-, nuestros dirigentes deberían sacar, al menos, un par de lecciones: la primera es que hay que estar preparados para enemigos como éste, que no va a ser el primero ni el último; y, la segunda, que la sociedad civil, bien organizada, puede ser el complemento perfecto, como unidad auxiliar, pero absolutamente necesaria, para los equipos de emergencia y choque que están en primera línea, y los asistenciales, que están en segunda. Es absolutamente imposible que ningún gobierno esté 100% preparado para una crisis de estas dimensiones, igual que tampoco lo estaría para un gran terremoto u otra catástrofe, pero sí puede tener a su sociedad perfectamente organizada para mitigar tanto los riesgos como las consecuencias”.